15 enero, 2010


Correr tras la lluvia es una meta que no llega nunca, correr tras los pasos es imposible, avanzar dentro de una burbuja llega de agua cuesta tanto como caminar en la luna, hablar por teléfono teniendo guantes de box puestos, es absurdo. Se que cada cosa tiene su imposible y pensar en eso me da una sensación de “camisa de fuerza”, de querer abrir mis brazos y no poder ni siquiera fumar un cigarro mirando la puesta de sol.

Se de casos que no llegar a fin y de barcos que no llegan a puerto, de cuncunas que de ningún modo se convierten en mariposas y de corazones que resistan mil desencantos.

La prisa y la desesperación mataron la ilusión de un gato, que por curioso atravesó la calle lleno de sueños, imaginando que al otro lado de la vía estaba su eterna luna menguante.