carta oculta (1)

Cuando las calles no llevan nombres, son como almas en un camino sin memoria.   
Cuando las calles no llevan mensajes, son como raíces atadas por manos limitadoras de emociones. 
Cuando las calles no llevan vida, son como serpientes venenosas engendrando en cada paso una posibilidad de muerte.
Cuando las calles no tienen tu nombre… he ahí el problema mas grande.

Por que cuando quiero rememorar caminatas de tu lado, no hay registro para esta mente que se revuelve en tus palabras y juega a creer que caes de este cielo para hacer de tu compañía, un bálsamo que suaviza esta vida, que refresca el momento de tu ausencia.

Por que cuando quiero traer al frente toda emoción vivida, por que cuando quiero regalarte este corazón y dejarlo de tu lado para siempre… me pregunto si tanto desangramiento tiene recompensa al final del camino, si es que está tu mano que acoja tanta caricia.


Envuélvete de esto, mira que no es nada malo para tu ser, no es nada que desmedre tus sueños, no es nada que derrita tus ganas de volar infinitamente por lo alto. Sabrás siempre que la raíz de este sentimiento nace en las mas grandes ansias de querer hacer de tu día, una matriz en la que se contengan los miles y miles de reflejos que esta realidad regala para vivir en la magia de tus ojos.

En esta ocasión no sacudo mis manos ni revuelvo el fondo de mi pensamiento, como queriendo sacar las mas “buenas palabras”… lo que nace, nace. Lo que es, es. Lo que esta cuidad me muestra, es natural sentimiento de una alocada carrera que vive aquí, en esta alma eternamente rodeada y envuelta de matices que recojo de lo que dejas, que vivo de ese aroma, que no hay remedio para llegar a una esquina y darme cuenta que solo está lo que tu alma dejó para que crezcan flores en calles sin tu esencia...