08 noviembre, 2011

impermanencia



Suavemente, como una mirada en delicia, renuevas mis aires y los libero, revives lo que la noche aplaco entre sus nébulas y grises colores.

Apaciblemente acaricias mi cabeza y despierto, en amor tocas mis manos y siento la armonía de tu corazón, siento el infinito espiral que eleva tu alma al cielo inconmensurable y entro en el maravilloso vergel secreto que esconden tus ojos.    

Ya no hay mas que razonar, la razón ha caído en pos de tu virtud, mis números y letras humanas caen vacilantes en hondos pozos. Es que en ti hay luminares llameantes que evaporan mi carnalidad y la transforman en expansión y energía pura para quien no tiene camino de rosas en sus sueños nocturnos.

Ven y atraviesa esta realidad que consume el alma y la envenena, ven y haz retraer todo sentimiento que no gira en la armonía misma de tu esencia, en la perfecta sincronía que da vida a todo lo hallado, en tu  inmaculada filantropía.