Suavemente, como una mirada en delicia, renuevas mis
aires y los libero, revives lo que la noche aplaco entre sus nébulas y grises
colores.
Apaciblemente acaricias mi cabeza y despierto, en
amor tocas mis manos y siento la armonía de tu corazón, siento el infinito
espiral que eleva tu alma al cielo inconmensurable y entro en el maravilloso vergel
secreto que esconden tus ojos.
Ven y atraviesa esta realidad que consume el alma y
la envenena, ven y haz retraer todo sentimiento que no gira en la armonía misma
de tu esencia, en la perfecta sincronía que da vida a todo lo hallado, en tu inmaculada filantropía.