31 mayo, 2017

Sin títulos/ni etiquetas

Sabia que seria un mal negocio ir y comprar algo para cubrir las cenizas que dejaron los poemas que queme, cuando quise eludir de algún modo, todas esas pausas en las que te contemplaba y que después se convirtieron en palabra en tinta, en recuerdo, en manifestación de un amor sin techo, algo mas bien inefable, entre todo lo que deambula en mi mente, y que tan solo es el punto suspensivo de una historia que del fin poco se sabe.

 y es que de tanto escribir, amontoné tanto papel sobre el escritorio, como sonrisas tuyas en mis recuerdos de arrebol. Porque la luz nunca fue tan nítida, porque el asombro era tal, que no entendía su simpleza. sin posesión ni apego de lo que hace eclosión en momentos de tu lado.

ahora me encuentro en interludio infinito, como no sabiendo si es que hay espacio para sostener la tremenda osadía que ha significado sentarme a tu lado y dejarse encantar por tu voz, o simplemente descender de la nube en la que cada noche pierdo el estribo creyendo que somos parte de la cohesión perfecta entre pensamientos miscibles. 

y podría seguir y seguir escribiendo. sabes que escribir me apasiona tanto como pensarte y dedicarte mis mejores sinsentidos, ideas espirituales y aquellas que no lo son tanto. Esas quedan en el mismo secreto que acompañan las noches en que odio no tenerte en frente y hacerte sentir/saber cuanto vibro en mi universo, que se resta a si mismo para darte espacio en lugares dados al amor libre, al estilo de siempre, en la sonrisa que derrite hasta el silencio mas simple que amo entre nuestro adiós. 

05 mayo, 2017

En la orilla

Ni recostado ni cómodo,
ni sentado ni de pie,
ni soñando ni despierto.
toco la guitarra a ver si pasa,
la dejo y agarro el violín,
me pongo de pie y voy al piano.
...me vuelvo a recostar.

La mente viaja como tren bala,
el paisaje es difuso,
al igual que las ideas en vorágine,
se pierden en la vista silente,
agujero negro que se va a pique,
cae revuelto,
cae dejando la penumbra del silencio en primera fila.