y es que de tanto escribir, amontoné tanto papel sobre el escritorio, como sonrisas tuyas en mis recuerdos de arrebol. Porque la luz nunca fue tan nítida, porque el asombro era tal, que no entendía su simpleza. sin posesión ni apego de lo que hace eclosión en momentos de tu lado.
ahora me encuentro en interludio infinito, como no sabiendo si es que hay espacio para sostener la tremenda osadía que ha significado sentarme a tu lado y dejarse encantar por tu voz, o simplemente descender de la nube en la que cada noche pierdo el estribo creyendo que somos parte de la cohesión perfecta entre pensamientos miscibles.
y podría seguir y seguir escribiendo. sabes que escribir me apasiona tanto como pensarte y dedicarte mis mejores sinsentidos, ideas espirituales y aquellas que no lo son tanto. Esas quedan en el mismo secreto que acompañan las noches en que odio no tenerte en frente y hacerte sentir/saber cuanto vibro en mi universo, que se resta a si mismo para darte espacio en lugares dados al amor libre, al estilo de siempre, en la sonrisa que derrite hasta el silencio mas simple que amo entre nuestro adiós.