13 julio, 2011

"Ninguna vida de hombre significa más que la de otro, como todo hombre sabe perfectamente. El hombre más afortunado es aquel que mejor disfruta de su porción vital, pero ningún hombre es demasiado afortunado, porque la porción vital de todos es por igual mezquina y resignarse con ella es doloroso. la mayor parte de su experiencia no puede ser gozada. unas partes duelen, otras matan o producen la herida que detiene al hombre en sus pasos.

Todo hombre es un animal. es el animal que son todos los hombres, pero es también su propio género de animal. Es una cosa pequeña y solitaria, no distinto a los demás de su especie, vivos todos al mismo tiempo.

Él es su propio y pobre amigo, su propio y orgulloso extraño, su propio y astuto enemigo, vigilando con ojos acechantes al hijo de su propia madre, a sí mismo, y sabe más de lo que nunca sería capaz de contar.

Cualesquiera que sean los hechos de su vida, su propio y sagaz amigo y su indulgente enemigo le observan, le confortan y se burlan de él y el hombre vive sus horas en secreto, sin dejar tras de si ninguna palabra que explique lo que fue, lo que hizo o lo que supo. O dejando medias palabras mezcladas con risas o recuerdos confusos de haber bailado con amor en el suelo brillante y bajo la luz acogedora de la cocina de su madre, cuando el hombre tenía cinco años y su madre era la novia que hacía pan para él.

Ninguna porción vital del hombre es buena ni hay hombre que no haya sufrido heridas. esas heridas que, en algunos, cicatrizan lentamente, y, en otros, nunca jamás."

Williams saroyan.


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